Un fenómeno que nos sirve de advertencia contra los planes separatistas de levantar nuevas fronteras.
Una de las grandes falacias del argumento económico en favor de la secesión es el supuesto del coste cero: se asumen todas las supuestas ventajas de la nueva situación sin calcular ninguno de sus costes. Un análisis infantil que con el que suspendería cualquier alumno de secundaria pero que la brigada prusesista se empeña en repetir con cara impertérrita.
Cualquier economista sabe que ese análisis no es verdad, que los costes de la secesión son elevadísimos, tanto que superan con creces las supuestas ventajas. Además, en este caso, no hablamos tan solo de teorías, sino que existen casos históricos que lo confirman. Incluso en el caso más reciente y favorable, el de la separación suave y de mutuo acuerdo entre Chequia y Eslovaquia, sabemos que el comercio bilateral entre la República Checa y…
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